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Foto del escritorVanessa Méndez

4 Claves para la supervivencia emocional

Después de un prolongado periodo de aislamiento podemos entender que, si bien inicialmente fue considerado como temporal; ahora ya ha pasado ser un nuevo estilo de vida que es parte de nuestro futuro cercano. A raíz de esta situación vislumbramos que nuestras interacciones sociales han sufrido un distanciamiento el cuál afecta a nuestras costumbres y lo vemos en las pequeñas acciones como por ejemplo; si salimos y nos cruzamos con alguien lo saludamos de lejos; si se quiere celebrar un cumpleaños, se recurre muchas veces a las videollamadas; para entrar a algún lugar público se controla el aforo y la distancia en la cola. Todas estas costumbres que van transformándose, una vez que se perpetúan, ya se convierten en un cambio cultural.


Ante toda esta ola de cambios no sólo se ve el impacto en la relación con nuestro entorno, sino también en la relación con nosotros mismos; puesto que las restricciones han afectado directamente nuestros planes, proyectos y sueños. Los cuales se han tenido que suspender, aplazar, modificar; o en los casos más extremos cancelar. Lo cual trae consigo un cúmulo de emociones que ya hemos ido experimentando, y que seguirán; por lo que, dada esta situación es importante tener algunos puntos claros, que más allá de la supervivencia física, nos ayuden con nuestra supervivencia emocional.


1. Adueñarnos de nuestras actitudes


Sabemos que no está en nuestras manos controlar una pandemia, u otras situaciones; sin embargo, aún en estas circunstancias podemos tener control sobre nuestras decisiones. Aceptar la realidad que uno vive es el primer paso para poder lidiar con la afectación emocional, ya que la negación y resistencia son obstáculos en el proceso de mejora personal; y una vez así, bajando las defensas podremos encontrar sinceramente aquellos aspectos que necesitamos trabajar; siendo autores de nuestros cambios y adoptando las actitudes más funcionales y saludables. En eso radica nuestra autonomía y libertad.


2. Saber decir adiós


Concluir etapas es definitivamente un proceso doloroso; sobre todo cuando se da de manera intempestiva. La tristeza y enojo, acompañan con frecuencia las pérdidas, sea de un trabajo, proyecto de vida, o de la libertad misma. Es importante procesar esos sentimientos, para que no intoxiquen nuestro interior de resentimiento; asimismo agradecer por lo aprendido independientemente del final. Una vez procesado el dolor, es que podemos poner en marcha el aprendizaje de lo que vivimos en ese periodo, plasmándolo en enseñanzas, tanto para nosotros mismos como para las personas que pasan por nuestra vida; y así transformar el dolor en el consuelo que necesitamos.



3. Bienestar y presente


Explorar nuestro pasado y planear nuestro futuro es parte de la vida; no obstante el tiempo más  importante que vivimos es el presente; y el presente es ahora. Es fundamental por ende, establecer hábitos que favorezcan el disfrute y nuestra salud mental en el día a día, así como distanciarnos de la ansiedad que causa el sobrepensamiento. A nivel físico es muy importante ejercitarnos; lo cuál no sugiere necesariamente una rutina ardua, pero puede incluir estiramientos, ejercicios cardiovasculares, etc; así como mantener una nutrición balanceada. A nivel emocional podemos expresar nuestros sentimientos con nuestros más allegados, profesionales de la salud mental; o realizar actividades recreativas. De esa manera fomentamos un equilibrio de cuerpo y mente; nuestra constitución como ser humano.


4. Planes y recursos


Como se menciono, ahora vivimos en una realidad distinta a la que era hace unos meses, por lo cual, es importante analizar con que contamos y con que ya no; algunos habrán perdido sus trabajos, sus ingresos, la posibilidad de ver a quienes más quieren, o proyectos personales; y esto sugiere que es momento de re pensar en nuestros planes. Ahora, también es cierto que por nuestra salud mental, no es lo óptimo invertir demasiado de nuestro tiempo explorando nuestros recursos y planeando, por eso es fundamental dedicarle un tiempo y un espacio determinado, de manera que logremos precisar a lo que queremos llegar, sin que esto llegue a controlarnos y desgastarnos emocionalmente.


La vida que acostumbramos vivir antes de el aislamiento es algo que no tenemos la certeza de volver a experimentar en todo su esplendor; pero si algo nos queda claro, es que la adaptación es clave en todo este proceso, y que traspasa nuestra funcionalidad, para entrar a tallar en el plano de la emocionalidad. Lo vemos de primera mano, en el impacto que genera la ansiedad y la depresión en nuestra sociedad; y esto nos lleva a preguntarnos ¿Le dimos suficiente relevancia a nuestra salud emocional? Pues tarde o temprano, estamos en ese proceso.

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